miércoles, 13 de enero de 2016

“ Bendito el maestro y bendito el aprendiz.”


Hace poco unas palabras de Mark Jackson ex entrenador de Golden State Warriors, ex jugador NBA y actualmente comentarista del canal americano ABC sobre el juego de Stephen Curry calaron hondamente a todos y a muchos de los que rodean el día a día de la mejor liga de baloncesto del mundo. Jackson afirmaba que el juego de Curry podía ser dañino. Textualmente hablando Jackson comentaba…”En cierto modo, el estilo  de juego de Curry y su equipo perjudica la formación de los jóvenes. Curry está haciendo daño al baloncesto. Cuando voy a las canchas de instituto, veos que los chicos ya solo piensan en abrirse y tirar triples, dejando de lado otras facetas del juego. Si no eres ‘Steph’ Curry, tienes que saber hacer otras cosas. Y él es mucho más que un tirador  también, por algo es el MVP”. Comentó el entrenador que desde que dejó el banquillo del Oracle Arena se dedica a salpicar a su ex equipo con comentarios como este.

¿Pero realmente es perjudicial el juego del MVP para los jóvenes? Los chicos imitan los movimientos (step back, crossover…) de su ídolo pero buscar tiros abiertos desde el perímetro es una faceta del juego que existe desde que existe la línea de tres puntos.

Fijarse en la forma de jugar de un MVP nunca puede ser dañino para el baloncesto. En su época todos quisieron ser Jordan, Shaquille, Bryant, Iverson…..e imitar a Jordan no llevaba consigo ser un tipo generoso en la cancha y nada de eso perjudicó ni al baloncesto ni a los jóvenes si no todo lo contrario. El juego cambia con el tiempo y con él la querencia de los equipos de centrar su juego conforme a la especialidad de sus jugadores más importantes. En los últimos cuarenta años  el juego ha pasado de centrarse en pivots, en aleros, más tarde en escoltas y ahora le toca el turno a esos bajitos que a pesar de tener un increíble tiro exterior son jugadores multitareas y no olvidemos que Curry en un partido llega a ponerse muchos trajes empezando por el de tirador exterior pasando por el de pasador y terminado con el de ladrón y eso los niños lo saben. Todos tiran de tres pero solo llegaran lejos los que tiren de tres y estén tocados por la misma barita mágica de Stephen y tengan un acierto de otro planeta. El jugador madura su juego con los años y muy pocas veces es el mismo jugador en el instituto que en una liga profesional. 

Todos desde pequeños imitamos a los mejores y dudo mucho que ahora mismo en cualquier instituto de Philadelphia o de Chicago estén imitando los movimientos de Jason Kapono o de un número uno de draft actual como Anthony Benett  porque desgraciadamente para estos jugadores su juego no cambió ni está cambiando el baloncesto. Nunca será malo fijarse en los grandes pero siempre será mejor y no menos importante ser uno mismo y disfrutar del juego de una forma natural pero eso se aprende con el tiempo. Pero no olvidemos que un padre nunca dirá a un hijo que no se fije en un tipo que solo hace bien por el baloncesto que un día mete 40 puntos que tres días mete 20 y que dos días roza la quincena de puntos y que entrena como un auténtico guerrero cada verano por mejorar en todo, que no suele cegarse por la grandeza de su juego, que nunca deja de lado a su familia, que tiene por restaurante de lujo cualquier Subway de Bay  Area  y que su plato más caro es un simple bocadillo de ensalada con atún y salsa de dulce de cebolla.

Señores seamos realistas y olvidémonos de estereotipos, etiquetas y criticas no constructivas que solo son fruto de la impotencia de una nefasta y más que corta carrera en el banquillo del último campeón de la NBA. Y recordemos, saboreemos y disfrutemos  los momentos que está viviendo el baloncesto tanto en institutos como en las canchas más importantes de la NBA.

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