Cuenta la leyenda que Hércules, poseyendo una sólida reputación como héroe griego, tras un
ataque de locura provocado seguramente por su madrastra Hera, le quitó la vida
a su familia. Unos actos atroces que le sumieron en un estado de dolor y
vergüenza tal, que se retiró a vivir en soledad a las montañas. No fue hasta la
intervención de su hermano Ificles, quien le convenció de ir a visitar el Oráculo de Delfos para buscarle un
nuevo propósito a su vida. Lugar en el que recibió el ofrecimiento de realizar
una serie de tareas con las que limpiaría su conciencia.
Dejando claro que la única similitud entre el hijo más
famoso Zeus, Señor del Olimpo y el exjugador
de la sección de baloncesto del Real Madrid es su nacionalidad, no debemos obviar que ambos han
sufrido el mismo proceso de redención.
La llegada de Ioannis
Borousis al Real Madrid en la temporada 2013-2014 convirtiéndose casi de
inmediato en una de las piezas claves, gracias a su complicidad en la cancha
con otro ex-madridista Nikola Mirotic,
para alcanzar una histórica racha de victorias. Una intensa y escueta época
dorada que llegó a su fin la pasada temporada, condenado al ostracismo del
banquillo del conjunto dirigido por Pablo Laso. Según las malas lenguas por su indolencia táctica y escaso compromiso defensivo.
Finalizado su periplo por la capital de España con un
palmarés mucho más abundante del que tenía cuando arribó, el jugador heleno
fichó por el Saski Baskonia. Un
proyecto en su enésima reconstrucción que reclamaba sus servicios ofreciéndole,
esta vez sí, un rol de mayor
envergadura.
Una aventura peligrosa, dado el aparente declive físico propio de
un deportista de élite a su edad.
No obstante, los caminos del Dios baloncesto son
inescrutables y Bourousis se ha revindicado hasta el punto de alcanzar en
cuatro ocasiones el galardón de jugador de la jornada en la Liga Endesa y ser MVP Movistar del mes de Diciembre. Unas actuaciones que nos hacen
cuestionarnos que es lo que realmente falló durante su etapa en el Madrid. Un
ejercicio de basket-ficción que nos
desviaría de lo que realmente importa, hay un nuevo pívot dominante en la
competición.
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