lunes, 11 de enero de 2016

"Hack al baloncesto"

¿Ves al número 6?, pues sal y dale métele un bocata para que se le quite la tontería.
Esta frase se la dijo un entrenador de baloncesto de infantiles a uno de sus jugadores mientras esperaba en la silla de cambios para entrar en pista. El jugador era yo, el entrenador, por suerte para el no recuerdo su nombre completo, porque si no, no dudaría en ponerlo aquí y ahora.

He querido comenzar con este contundente pero real ejemplo, esta  reivindicación, que está orientada a mentalizar a la gente, de que las diferentes conductas antideportivas que campan a sus anchas por las pistas de todo el mundo, están desvirtuando la esencia del juego. Estoy hablando ni más ni menos de las llamadas “faltas tácticas”.

Se denomina falta táctica a cualquier falta que no se comete como consecuencia de una acción defensiva u ofensiva propiamente dicha. Es decir, si yo realizo una acción defensiva, como por ejemplo robar un balón, y le golpeo la mano al defendido, es una falta normal, derivada de un lance del juego. Lo mismo pasa en ataque, si yo hago un bloqueo, me muevo e impido progresar al defensor, también estoy haciendo una falta normal.

Tremenda falta de Afflalo.

Las faltas tácticas se diferencian de las normales en su intencionalidad. Una falta táctica está hecha con la única premeditación de detener el juego en beneficio propio, o forzar al otro equipo a adoptar una situación ofensiva o que no era la que querían ejecutar en ese momento.

En cualquiera de los casos, dichas faltas deberían ser calificadas como antideportivas y deberían tener más castigo del que habitualmente tienen, pues lo que consiguen muchas veces, es hacer que equipos que no merece ganar el partido, le den la vuelta al marcador a base de malas artes. En el deporte en general, y en el baloncesto en particular, debe ganar el que más lo merece y eso debería ser innegociable. En las faltas tácticas, el infractor es el que saca beneficio de dicha señalización, mientras que el perjudicado es el jugador que la recibe, circunstancia que resulta ser una paradoja tremenda, a la par que una alteración del orden natural del juego.

Los entrenadores de baloncesto, muchas veces, parten de una premisa equivocada, que les hace pensar que las faltas que puede hacer un jugador antes de ser expulsado, son ases tácticos que guardan en la manga, para utilizar en momentos determinados. Eso nunca debería ser así. Ese pensamiento se ha ido arraigando en los técnicos a lo largo de los años, motivado por la ausencia de medidas tomadas por los comités de competición, de árbitros y demás estamentos que puedan tomar cartas en el asunto. En su día los Detroit Pistons de Thomas, Laimbeer, Rodman y compañía; los míticos “Bad Boys”, se turnaban para ir haciéndole faltas a Michael Jordan y así intentar desesperarlo mientras ellos se repartían las faltas para no ser eliminados.

Rodman y Thomas dándole un "recadito a Jordan". De fondo Vinnie Johnson asombrado.

Contraataques claros en superioridad cortados por contactos desproporcionados por parte del defensor;  canastas a punto de producirse impedidas por violentas acciones defensivas; equipos forzados a tirar dos tiros libres por ser objeto de falta, cuando por necesidad , se disponían a intentar un triple; y sobre todo, la última moda del “Hack”, son conductas habituales partido tras partido.

El “Hack” consiste en buscar un objetivo en el equipo rival, que sea un mal lanzador de tiros libres y hacerle faltas intencionadas, incluso antes de que se ponga el balón en juego, porque hay un muy elevado porcentaje de posibilidades de que falle los lanzamientos, por lo que el equipo infractor consigue una nueva posesión y no ha transcurrido nada de tiempo en el reloj. 

Esta situación, desgraciadamente, se está dando en muchas ocasiones en partidos NBA sin que el señor Adam Silver tome cartas en el asunto. Probablemente esté más ocupado en hacer caja con las sucesivas y eternas despedidas del señor Bryant.

Wesstbrook subiéndose encima de DeAndre Jordan para llevarlo a la linea de tiros libres

Todo esto se solucionaría penalizando dichas faltas, con dos tiros y posesión para el equipo agredido, así dichas acciones carecerían de sentido. De todas formas, a mí personalmente me parece que la mejor liga del mundo no se puede permitir este tipo de cosas, pero mientras los entrenadores sigan felicitando a un jugador por haber hecho una falta intencionada en un momento determinado, el mal está muy adentro.

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