En la madrugada del viernes al sábado me senté en mi sofá a ver el primer
partido de la llamada Copa Intercontinental, torneo organizado al alimón entre
la Euroliga y la Fiba.
Me puse a ver el partido y enseguida me di cuenta de que el Real Madrid lo iba a pasar mal. Primero me llamó la atención
esa forma tan anárquica de jugar del equipo local, practicando un baloncesto
que no estamos demasiado acostumbrados a ver en Europa. Un baloncesto, en
ataque, estilo “Juan Palomo”, con muy poco que perder y un baloncesto, en defensa,
rozando la ilegalidad y superándola muchas veces.
Y claro, me llamó la atención el arbitraje, su permisividad y su distinta
vara de medir.
Mientras Bauru Basket defendía al límite, las personales y las técnicas caían del lado
blanco. Estaba claro que no iban a dejar que el segundo partido fuese a ser un
mero trámite y en función de eso actuaron. Pero eso incluso lo llegué a
entender.
Lo que ya no entendí fue lo ocurrido en el segundo partido en el aspecto
arbitral.
Vi como los brasileños seguían
teniendo la misma, o incluso más, “vía libre para defender”. Vi a jugadores
como Sergio Rodríguez o Sergio Llull, que en raras ocasiones presionan a los
árbitros, desquiciados por el trato recibido, claro indicativo de las licencias
que le permitían a los jugadores de Bauru. Vi como las personales y las técnicas seguían cayendo
del mismo lado. Vi como a punto de finalizar unos de los cuartos a los brasileños
les pitaban la primera falta. Vi dos arbitrajes que eran los que se vivían en
Grecia, Turquía y en los balcanes en los años 80.
Pero sobre todo vi la canallada que le hicieron a Sergio Rodríguez.
Lo que hizo el árbitro dominicano Reynaldo Mercedes con el Chacho no es
serio.
El Real Madrid llevó a Brasil a sus buques insignia. Jugadores que no hace
ni una semana estaban ganando el Eurobasket, a los que metieron en una avión,
les dieron una paliza de viaje, les pusieron a jugar para dignificar la
competición y a los que FIBA ha tratado mal. ¿Le ha merecido la pena al club y
al Chacho hacer ese viaje para que le acaben echando por nada, impidiendo que
jugase casi todo el segundo partido? Evidentemente, no.
Solo me gustaría que Euroleague respetase
y defendiese a su campeón. Para mí, dicha competición, es una de las más
atractivas y mejor organizadas del deporte mundial y su campeón merece, no un
trato de favor, pero sí un respeto.
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