El alero
internacional sueco Jeffery Taylor, pasa por sus peores momentos en la casa blanca.
Su fichaje fue anunciado a bombo y platillo este pasado verano, sus virtudes
eran elogiadas desde todos los estamentos y su pasado NBA, era toda una garantía
de éxito, todo hacía indicar que el idilio entre jugador y aficionados se
mantendría durante muchos años.
Pero una
inoportuna lesión en los isquiotibiales empezó a emborronar lo que a priori se
antojaba como un matrimonio feliz. La dolencia se alargó más de lo debido, el
jugador no pudo realizar la pretemporada con el núcleo duro del grupo y sus
plazos para volver a las canchas se fueron dilatando hasta exasperar a un Laso ávido
de poder contar con el refuerzo soñado.
Taylor al fin
pudo debutar, pero tras un par de encuentros en los que brilló con luz propia,
su estrella se fue apagando hasta convertirse en un jugador de rotación con
marcado carácter de especialista defensivo, un rol que no era ni mucho menos el
que se le antojaba al principio de la campaña. Su peso específico ha caído en
picado, quedando en la actualidad únicamente respaldado por su entrenador, que
sigue confiando en sus portentosas condiciones.
La dirección
deportiva merengue está bastante decepcionada con el rendimiento del jugador,
su contrato termina este verano y su continuidad en el equipo es harto
complicada; tan sólo un tramo final de curso espectacular conseguiría arrebatar
de su cabeza la espada de Damocles, que pende sobre su futuro.
La recuperación
de Maciulis y el regreso en tres semanas del mariscal Rudy, tiñen de negro su aportación
a la plantilla, con todos los jugadores sanos lo más seguro es que sea el
descarte en la mayoría de los encuentros, una situación que bien podría desembocar
en una hipotética rescisión de contrato cuando se cuezan las castañas allá por
el mes de mayo.
Esperaremos
acontecimientos ya que la temporada es larga y las lesiones están asolando a
los de Laso de manera mezquina, si sigue esta tónica no sería de extrañar que
la participación del sueco fuera más relevante; La temporada hasta ahora está
siendo bastante pobre, pero la última victoria en territorio ruso puede ser un
punto de inflexión para la remontada de la escuadra blanca, una mejora que tan
sólo tiene un camino: bajar el trasero y apretar los dientes en defensa.
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